Cuando eres una niña esperas con ilusión que llegue el día de Reyes.
Esperas impaciente a abrir todos esos regalos que has escrito en una carta, regalos que te han estado taladrando el cerebro durante semanas, a través de luminosos anuncios en la tele, en una pantalla... pero que al final, según pasan los días te das cuenta de que esos juguetes se rompen a los dos días y dejan de hacer todo eso que te prometen. Es lo que llamamos "publicidad engañosa"
Pues yo me siento así, como si hubiera pedido el más maravilloso regalo y al cabo de las semanas me doy cuenta de que las "pilas" que traía eran de las malas, de las que se agotan en 2 días y encima estropean el preciado regalo, porque.... deja de funcionar.
Es una sensación extraña la que uno siente, es como "estafada" como si el vendedor o el fabricante de sueños sólo quisiera sacar su beneficio pero una vez entregado el corazón del niño... ese fabricante ya tiene lo que buscaba y pasa a preocuparse sólo de su ganancia personal. Sin tener en cuenta de todo lo que la niña ha perdido y se ha arriesgado para conseguir que él sea feliz a su lado. Sin tener en cuenta de todo lo que ha arriesgado por él...
Supongo que fué más fácil hacerle creer a la niña que se acababa la relación porque ella había roto el juguete, sin decir la verdad: que él ya tenía previsto volver a regalar su "sueño" a otra niña... eso es de cobardes y él debería saberlo.
Yo sé que he perdido el juguete pero me siento bien, más de lo que el fabricante de sueños piensa... porque he aprendido que toda la "palabrería de feriante" (propia de los venderores de sueños) ha sido como la de todos los feriantes que navegan por ahí.
Sería injusta si dijera que en ningún momento dudé del feriante, pero... se preguntó alguna vez el feriante en que momento se cansó de las "reclamaciones" de la niña?
Da igual todo ya... tan solo me queda ver una vez más al fabricante de sueños y desearle lo mejor, sin rencor, solo con pena... pena porque él siempre defendió que no era un charlatán y que nunca jugaría con la ilusión de la niña, pero una vez más se ha demostrado de que no dejará de ser un vendedor de sueños.
No le guardo rabia ni rencor, yo tampoco lo hice bien, pero nunca engañé al vendedor de ilusiones de mis sentimientos, de lo que sentía yo por él. Pero parece que una vez más... triunfa lo que ese hombre siempre negó que triunfara...
Sólo espero que esta vez, la niña que ha recibido el regalo, sepa ponerle las "pilas adecuadas" y así poder tener el regalo intacto durante mucho tiempo...